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martes, 11 de mayo de 2010

El Colón 2010 no tiene cura

No duele tanto el haber quedado eliminado de toda posibilidad de ingresar a la Sudamericana, como esta imagen contradictoria y con pocos signos positivos que deja Colón en el final de la campaña.
Ya pasó la euforia de un 2009 que se recordará como un buen año y que parecía marcar un despegue definitivo para el equipo del Turco Mohamed, cuando llegó este 2010 que se acabó consumiendo entre partidos frustrantes, objetivos que pasaron por al lado y un cierre que obliga a rápidos y seguros replanteos.
Este Colón con muchos jugadores, que se armó para jugar dos torneos, que tenía ansias de llegar lo más alto que se pudiera en la Copa Libertadores o de volver a pelear en el torneo local o entrar en otra copa internacional se quedó en aquél vago recuerdo de un primer puesto logrado ante Chacarita, la noche del diluvio y el gol de Nieto sobre la hora en la cancha de Argentinos Juniors, que motivó aquella frase del Turco “vamos por la gloria” que hoy queda perdida y añorada en el tiempo.

Se cometieron muchos errores futbolísticos en Colón, que no condicen con tantos aciertos en el año anterior y con el esfuerzo que llevan adelante los dirigentes en forma constante por el engrandecimiento institucional. Errores que se pueden marcar en la pobrísima producción de los cuatro refuerzos que llegaron este año al plantel (Mosquera, Coudet, Moreno y Fabianesi y Ríos), en las lesiones de jugadores clave (Garcé, Fuertes, Rivarola) que impidieron el armado de esa columna vertebral que se había destacado en el 2009; de rendimientos individuales que se cayeron estrepitosamente (el de Nieto, por ejemplo, que pasó de ser figura y goleador en el Apertura a un jugador de descarte en el Clausura). No se terminó de afirmar Quilez, tampoco Alfredo Ramírez, mucho menos Lucas Acosta o Bauman. A los chicos no les faltaron oportunidades, pero a algunos no le sobraron. Por ejemplo, todos recordamos aquella aparición impactante de Soto en el partido ante Tigre. Y sin embargo, Soto no tuvo luego la continuidad que ese rendimiento reclamaba para generarle confianza.

El Turco Mohamed ha tenido notables aciertos en este tiempo que lleva dirigiendo a Colón y por eso, en un acto de estricta justicia, la dirigencia que encabeza Lerche resolvió prorrogarle el contrato hasta fines de 2011. Mohamed llevó a Colón de una posición incierta en cuanto a la estabilidad en Primera, a una situación de cierto desahogo para la próxima temporada, donde, por ejemplo, empezará con más de 25 puntos de ventaja sobre River, por tomar el parámetro del equipo que tendrá, de los que dividen por tres, las mayores urgencias para sumar. Nadie le quita méritos a Mohamed, por más que este campeonato haya sido un eslabón negativo, un paso atrás y la necesidad, como él mismo se encargó de decir anoche en Mendoza, de tomar decisiones y de producir una renovación.

Se le criticó muchas veces su apego a realizar cambios. Pero en el torneo en el que menos quiso experimentar, las cosas le fueron mal. Porque Mohamed, en algún momento de este año, se encargó de decir que él tenía una base titular y que trataba de poner en cancha a la mayor cantidad de jugadores integrantes de esa base. Sin embargo, cuando el Turco decidió cambiar lo menos posible, los resultados no se le dieron. Anoche, con algunos experimentos propios de su estilo, hizo que Colón jugara un primer tiempo bueno, inteligente, con un libreto bien definido e interpretado fielmente por los jugadores. Sin embargo, en el segundo tiempo el equipo se desmoronó incomprensiblemente y no existen razones lógicas para comprenderlo.

Posiblemente haya llegado el momento de cambiar algunas fórmulas que tuvieron un éxito momentáneo pero no definitivo. El Turco salió a buscar en todo momento a jugadores con poca chapa y sin demasiado cartel. Acertó con algunos y no le fue bien con otros. Posiblemente, el año en el que más se preocupó —excepción hecha de Andrés Ríos, con poco cartel en el fútbol argentino— fue en este 2010, cuando quiso traer a jugadores con experiencia y voz de mando, como el Chacho Coudet y Moreno y Fabianesi, más un Mosquera de inconcebible bajo nivel, irreconocible para aquellos que lo vieron en tiempos de esplendor en Arsenal.

¿Cuáles son los cambios que debieran darse?, por ejemplo, salir a buscar otra clase de jugadores. No muchos en cantidad pero sí en calidad. Y además, jugadores que tengan ascendencia, que se sumen codo a codo a los grandes y referentes que tiene el plantel. Jugadores que tengan hambre de gloria de verdad, que imiten por ejemplo a un Diego Pozo que no se cansa de repetir que su sueño es quedarse en Santa Fe y salir campeón con Colón.

Nadie está en condiciones de garantizar nada en fútbol, pero Colón tiene que pensar que ese salto de calidad futbolístico no puede esperar demasiado. Pasó de un año de zozobras, el 2008, a otro de alegrías inesperadas como el 2009. No se le dio en este primer tramo del 2010, pero con un técnico capacitado, joven y con ganas de alcanzar la gloria en el club, como Mohamed, más una dirigencia que se esmera por llevar a Colón a los primeros planos del fútbol nacional, está haciendo falta que la otra pata de la mesa, la de los jugadores, entiendan que ellos tienen el compromiso de estar acorde con este momento de la historia que les toca vivir en la institución.

Se pueden buscar muchas excusas. Pero si Banfield y Lanús lo pudieron lograr, si Argentinos Juniors está cerca de hacerlo, si Estudiantes cuelga 10 o 15 banderas con los títulos conseguidos, es porque el fútbol argentino está dando evidentes signos de que se puede pelear contra los grandes. Colón mismo lo pudo hacer el año pasado, pero le faltó final en los dos torneos. Este Clausura 2010 terminó siendo mediocre y ni siquiera una eventual victoria ante Estudiantes el domingo podrá cambiar el concepto.

Hay mucho para ganar en este club y eso es lo que deben entender todos. La dirigencia sabe que a los goles no los hacen ellos, por eso apuestan a traerle al técnico lo que pide, a mantener al día al plantel y a pensar en logros materiales para el club, como la ampliación de un estadio que se convertirá en un orgullo para los colonistas. Mohamed ha entendido a sus 40 años lo que significa ser el técnico de Colón y por eso habló de ir por la gloria cuando se le ganó agónicamente a Chacarita. También los jugadores deberán entender que el premio es demasiado grande para dejarlo escapar.

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